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¿Somos lo que pensamos?

Natural e íntegro en cada ser humano, el cuestionamiento sobre el origen de la vida y la muerte ha sido fiel compañera en la mente del hombre desde tiempos sin principio, buscando respuestas a preguntas tan sutiles pero trascendentales a la vez.

La inmensa expresión de la naturaleza es una motivación constante a investigar, la dimensión casi desproporcionada del universo y el minúsculo espacio que ocupamos en él, abren el abanico hacia un nuevo mundo interior.

 Desde la expresión hermosa de la vida animal hasta el vapor denso manifestando su diseño impermanentemente abstracto y perfecto, todas las expresiones naturales son el origen de innumerables preguntas y a la vez de una sola respuesta, la respuesta final.

Es importante ver la relación que existe entre el pensamiento, la energía y la expresión de vida.

El pensar, un proceso tan exacto y complejo, una manifestación clara del poder de la totalidad en cada impulso nervioso, en cada reacción celular. Fiel compañero del ser humano, el acto de pensar ha acompañado y moldeado nuestra vida; es amigable y favorable, nos facilita la existencia o supervivencia en la sociedad, es un buen aliado.

El mundo energético, invisible para la mayoría, es otro gran enigma que alimenta aún más la corriente de pensamientos y cuestionamientos constantes, otra fiel expresión de la perfección.

Nuestras capas energéticas son tan reales como nuestras manos, capaces de modificar el espacio tiempo y alterar la corriente de energía vital, capaz de transformar, literalmente, la expresión de vida. La energía o cuerpos energéticos del ser humano, generados en parte por la fisiologia corporal y en otra parte por corrientes externas, interactúan íntimamente con corrientes vecinas, con la manifestación energética del universo en cada espacio que nos rodea.

El pensamiento es un poderoso generador, una proyección energética que tiende constantemente hacia el exterior, los pensamientos surgen transformando la corriente energética, tanto interna como externa, cada pensamiento genera una respuesta fisiológica, conductual, emocional y ambiental. Se crea una red interminable, una cadena de transformación energética directa al infinito, hacia otro rincón lejano donde poder interactuar. 

Todo sigue siendo una manifestación extraordinaria y natural. Los pensamientos surgen en la mente, o al menos eso se dice, no está bien claro como ni cuando, pero ahí están.

La mente, por su parte, podría considerarse como la escencia del ser humano; la conciencia, el alma, el origen, o simplemente la constante expresión energética de la vida, no importa el nombre, sólo busca confundirnos más, nisiquiera es necesario tratar de expresarla, sería como derramar tinta china en una obra de arte, es limitar el espacio de la totalidad a la restringida casilla de la categorización, no se puede transmitir la energía de la perfección sin transformarla, sigue siendo energía, sigue respondiendo al mismo principio.

Por lo tanto, sea como sea que lo llamemos, la escencia del ser humano recide en nuestro interior como una luz clara y brillante, casi ipnotizante, tibia y consnate, rodea e impregna cafs rincon del cuerpo, la podemos sentir, sólo si así lo queremos.

El corazón es otro generador poderoso, creando una energía activa e igualmente proyectada, cambia radicalmente la confirmación fisiológica y el estado ambiental. La interconexión entre corazón y cerebro es una danza constante de organización energética compleja. Cada pensamiento produce una reacción emocional directa, y una corriente de pensamientos relacionados.

Todos queremos ser felices, todos los seres sintientes buscan alejarse del sufrimiento, la mejor forma de lograrlo es trabajar en nuestro flujo energético, en como recibos y entregamos información al medio ambiente, como somos capaces de fluir con el río natural de la vida.

Todo es energía y nada mas que energía, no es necesario catalogarlo ni categorizarlo, la clave es sentir y entender.

La mente o alma es por tanto la escencia más pura de la existencia, la energía vital constante, completamente pura y transparente. Cada experiencia y aprendizaje, condicionamiento y disposición karmica, han generando una corriente energética directa en nosotros, han perturbado el estado natural de la mente, han facilitado nuestra existencia, nos ayudan a ser prácticos y rápidos, pero nos han contaminado en lo mas profundo.

Proyectar la mente hacia adentro es la mejor forma de entender su real naturaleza, pero en este momento a diferencia de lo que acostumbramos, debemos evitar dejarnos llevar por ella, la estamos observando, vemos cómo se mueven los pensamientos, los dejamos tranquilos, simplemente los observamos.

Este ejercicio es muy práctico y rápido, pero difícil a la vez. Al mirar la mente suelen aparecer mas pensamientos y emociones, pero al fin estamos siendo conscientes de cómo se esta generando la energía en nuestro interior para luego expursarla al mundo exterior, modificando desde la materia hasta la partícula más sutil. Esto puede ser aterrador, pero intentar controlar este generación de pensamientos, difícilmente da resultado, es mejor hacerse consciente de ellos pero sin querer perturbarlos, con el simple echo de observar somos capaces de entender lo que pensamos y como se han generado las causas y condiciones para que la expresión de la vida que hoy tenemos.

Apego, ignorancia, deseo, arrogancia, enojo, dudas, errado punto de vista. 6 raíces aflictivas descritas por el budismo, siendo el enojo la ignorancia y el deseo el origen de todas las demás. La cadena es interminable.

Sentimiento, intención, discriminación, contacto, intencionalidad, 5 factores mentales omnipresente según el budismo, están presentes en cada observación, pasan a ser el filtro de la mente pura y clara.

Trabajar y cultivar estos factores mentales de forma positiva nos asegura una tranquilidad física y energética constante.

Evitar que los pensamientos erróneos contaminen nuestra real naturaleza es principal. Nunca hemos sido lo que pensamos, pero finalmente lo que pensamos genera las causas y condiciones de nuestra existencia.

Es importante dejar de identificarse con los pensamientos, y entender que la real energía, la energía vital, recide y palpita en cada espacio de nosotros, es simplemente energía, es simplemente un flujo , dejarlo fluir es importante, pero no contaminarlo lo es aún más.

Escrito por, Pablo Solovera 

#mente #yoga #meditación

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